SANCIONES 

El árbitro observará las partidas, especialmente cuando los jugadores se encuentren apurados de tiempo .
Debe exigir el cumplimiento de las decisiones que adopte, y, cuando corresponda, impondrá sanciones a los jugadores. Si bien el árbitro es la autoridad máxima en una partida, esto no le da derecho a ejercer su autoridad en forma arbitraria e intolerante: no confundir autoridad con prepotencia.
El trato deberá ser correcto con los jugadores, aún cuando les esté imponiendo sanciones que puedan ser graves.
Y es lógico que de acuerdo con esto, exigirá el respeto de los jugadores, que algunas veces, por cuestiones del momento y por la misma situación que están atravesando en la partida, pueden reaccionar de manera poco decorosa. Orden y respeto, base de una buena relación árbitro-jugador. El árbitro hará cumplir el Reglamento sin apartarse un ápice de lo que dice la letra fría. Esto no quiere decir, que no deba flexibilizar posiciones en lo que no está escrito, y queda a su leal saber y entender, actuando siempre con la misma honestidad y rectitud. El árbitro no es el enemigo de los jugadores, sino una persona en quien pueden y deben confiar. Un árbitro no puede responder a una pregunta reglamentaria en plena competencia. 
Es por eso que el jugador debe asesorarse antes de jugar de todo el aspecto reglamentario. Justo es decir que como todo no está en el Reglamento, no sabe qué criterio tiene tal o cual árbitro frente a determinada situación. 
Pero un árbitro debe siempre mantener una actitud docente, de tratar de enseñar al jugador lo que sabe. Y arbitrar siempre de la misma manera, para no confundir al jugador, dándole la misma importancia a una torneo que a otro, sean de la magnitud que sean, porque si se toman vicios en torneos de entrecasa, en torneos importantes, tal vez los árbitros sean otros, y no den lugar a ciertas licencias que pueden ser habituales en otros casos. El jugador va a extrañar la situación, y eso le puede resultar perjudicial.
Por eso creo que debemos poner especial énfasis de hacer docencia con los que recién se inician, generalmente jóvenes, para que aprendan el Reglamento de cero, y lo apliquen correctamente.
Es una gran responsabilidad que tienen los docentes que trabajan con niños. Las sanciones que puede aplicar un árbitro en una partida son varias, y tendrá que ver con la gravedad o con la continuidad de la falta o de las cantidades de faltas. Ellas son:
 *una advertencia o amonestación
*aumentar el tiempo de reflexión que disponga el adversario
*reducir el tiempo de reflexión que disponga el infractor 
*decretar la pérdida de la partida 
*reducir la puntuación en una partida en una partida al infractor 
*aumentar la puntuación obtenida en una partida por el adversario, hasta el máximo posible para una partida. 
*la expulsión de la competición.

RESUMEN El árbitro cuidará de que se cumplan estrictamente las Leyes del Ajedrez. 
Observará el mayor número de partidas posibles.
Hará docencia toda vez que le sea permitido. Buscará cuál es el momento más adecuado para hacerlo, ya que un jugador que ha perdido, no siempre está del mejor ánimo para aprender o escuchar.
Aplicará sanciones cada vez que lo crea necesario, no sólo para castigar al infractor, sino por respeto a quien cumple con las Leyes del Ajedrez. 
El Ajedrez es un juego de Caballeros, y, como tales, es un honor y un orgullo respetar y obedecer sus Reglas. Felizmente, hay muchísimos jugadores que actúan de esa manera. 
Me ha ocurrido que reclaman infracciones que han efectuado ellos mismos, pero que el rival lo niega, y no reclama, e incluso ex profeso toca una pieza para ya no poder reclamar(recordemos que en algunas infracciones al tocar una pieza ya no hay derecho a reclamo, por ejemplo. pieza tocada) . 
Y como el árbitro no lo vió, no puede actuar de oficio.
 Son casos que realmente mueven a emoción. 
Aclaro que en este artículo pongo de manifiesto mi criterio, que puede ser acertado o no. Creo que el árbitro siempre debe estar dispuesto al diálogo franco, porque de la discusión, bien entendida, surge la luz.
Hace poco un fallo arbitral en Modelo dio lugar a que muchos de nosotros opináramos sobre el tema. Cada cual escuchó la posición de los otros.
Esto, en un marco de respeto y sin ánimos de descalificar a nadie, le hace mucho bien al ajedrez.
Lo que hace daño es la malintención, y esto quiero pensar que no está en la cabeza de nadie. 

Jorge Bermúdez